miércoles, 25 de febrero de 2009

Tranquilos, tranquilas...:-)

Estoy bien...No ha pasado nada, simplemente que cuando todos los proyectos que uno lleva se ponen de acuerdo para "salir juntos", pues hay que ir economizando recursos... Como sabéis, además de esta novela estoy empeñado en la escritura de un libro - de verdad - sobre gestión en tiempos de crisis, cuya publicación además me piden ahora adelantar para publicar en junio...

Así que si os parece, utilizaré este blog como "válvula de escape", publicando de vez en cuando reflexiones, haikus, etc...pero dejando VP89 para mejor momento. Es ésta una novela que, aunque se escribe y publica en tiempo real , no se retoca, y requiere tener la cabeza en su hilo conductor, tratando de mantener el interés. Ya he cogido cariño a Tomás, a Marino...y a Carmencita :-), por lo que quiero dedicarles el tiempo que se merecen.

Un abrazo a tod@s, y millones de gracias por vuestras llamadas y mensajes.

John Keating

lunes, 16 de febrero de 2009

Víctor Pradera, 89 - (12)



Investigación - Número 457 - Marzo 1959

Casos pendientes de resolver

El Hecho

Es norma indeclinable de los funcionarios de la Brigada Móvil la de que la rendir las cuentas de sus viajes la den cumplida y detallada de todas las informaciones que a lo largo de sus rutas obtengan, ya se relacionen con hechos delictivos o con el específico servicio a aquéllos encomendado, sea cual fuere el índole de las mismas.

Y así, hace tiempo que consta en los archivos de la Brigada de información acerca de un grave suceso sin resolver, pero en el que se han realizado progresos significativos: el hallazgo en la noche del 14 de agosto de 1947, en las proximidades de Madrid, junto al número 10 de la calle de Mariano Vergara, próxima a la Ciudad Universitaria, del cadaver de un hombre a quién se idéntificó rápidamente, y que resulto ser Ángel Mercader Orrandía, de cuarenta y cinco años, estomatólogo, hijo de Francisco y María, natural de Arévalo. Presentaba, según el dictamen forense, tres heridas inciso-punzantes, una de las cuales, por estar dirigida desde la raíz del lóbulo de la oreja hasta el borde inferior del maxilar, había interesado todos los planos blandos de la región, seccionando el paquete vásculo-nervioso del cuello, y era, por tanto, mortal de necesidad. Todas las heridas fueron causadas por unas tijeras de grandes dimensiones, que aparecieron junto al interfecto; y algo de verdadero interés lo constituyó el encontrarse a los pies del mismo su chaqueta y en uno de sus bolsillos una cartera en la que faltaban, según los familiares de la víctima manifestaron, varios miles de pesetas.

Las gestiones de la policía

La Policía gubernativa y la Guardía Civil practicaron las más activas gestiones dirigidas al esclarecimiento del hecho y a la determinación del autor; resultando de ellas, que la persona que parecía serlo muy probablemente, porhaber sido visto con Ángel Mercader poco antes de cometerse el crimen, llamábase, Santiago Antonio García (a) "Marrengo", cuya busca y captura hubo de interesar al Juzgado instructor del sumario número 286/937. Otros detenidos como sospechosos fueron puestos en libertad al desvanecerse los cargos que contra los mismos existían en un principio. A esta fecha sigue en paradero desconocido.

Actuaciones

Los funcionarios del Grupo Volante de la Brigada Móvil, como decíamos muy activos en este caso, y como consecuencia de unas detenciones realizadas en el tren a Hendaya, colegiaron que la personas objeto de la requisitoria judicial se encontraba al parecer en Francia, si bien efectuando incursiones en España, pues algunos de los detenidos confesaron que le vieron en las proximadades de las rutas ferroviarias levantinas, y ante esas circunstancias el Jefe de la Móvil dispuso que, aprovechando sus desplazamientos, continuaran los Inspectores de Grupo la vigilancia de la zona de referencia.


En esta tarea laboriosa, pacientísima, fueron recogiéndose datos y antecedentes sobre el huído, sobre sus medios de vida, situación y residencia de sus familiares, etc. y ello, junto con los obtenidos a través de las diversas dependencias gubernativas y judiciales, permitieron señalar los itinerarios del presunto autor de los delitos: su paso por Figueras, Lérida, Barcelona, Valencia y Requena; sus estancias en esos puntos e incluso sus actividades, como la de obtener en Barcelona, en 1956, el Documento Nacional de Identidad número 37.143.996, expedido a nombre de Santiago Antonio Cortés, con cuya fotografía, reproducida, se tuvo ya la certeza de que era el mismo a quien se buscaba, así como que con ese nombre falso, había sido detenido en la capital catalana en 1958, acusado de robo, hallándose a la sazón en libertad provisional bajo fianza.



Ahora sí que me ha entrado el sueño... Mañana seguiré. Ahora ya sé que las investigaciones de la Brigada Móvil las lideraba Marino... Pero ¿Por qué llevó este caso la Brigada Móvil? No tiene sentido... Salvo que... Marino solicitase la Brigada Móvil para investigar este caso... No... No puede ser...A ver la hoja de servicios... La tengo por aquí... Dios mío... diciembre de 1947, voluntario... Tengo muchas preguntas para mañana... A las 10 hemos quedado en La Comercial...





sábado, 14 de febrero de 2009

Víctor Pradera, 89 - (11)

Como cada noche, me duermo escuchando la radio. Es un transistor Channel Master que pongo debajo de la almohada. Naturalmente, cada mañana aparece encendido, con la voz del locutor muy tenue... No gano para comprar las pilas de 9V que consume. Tiene un tamaño perfecto, deben ser unos 10 x 6, lo que permite llevarlo a todas partes. Estos japoneses son la pera limonera.

El caso es que hoy no puedo dormir. Enviar el escrito de mi incorporación me ha desvelado. Vuelta a los servicios, a la calle. Espero que el Comisario atienda mi petición de incorporarme a la Brigada Móvil. No aguanto el papeleo, los despachos de la Comisaría suelen ser tétricos, y los calabozos para qué contar. Llegan las noticias de la una de la madrugada de Radio Nacional. Ajusto la sintonización, que se va y viene en función de no se qué santo.

Hay guerra civil por todas partes. Los del Congo se quieren separar de Bélgica, los de Chipre de los británicos y los argelinos de De Gaulle. Qué mundo éste. Nadie está a gusto nunca. Qué pesados son, oye. Dice un locutor que la población mundial ya es de 3.000 millones de habitantes. No sé dónde vamos a llegar. Que en 1974 ya seremos 4.000 millones... Y los árabes crean en Bagdad un cartel de países productores de petróleo...Menos mal que el 600 consume poco porque no me da buena espina que los que tienen el petróleo se pongan de acuerdo. Huele a tostada, ya verás.

Ni por esas me duermo. Me voy al salón, que ya parece algo más decente, y me pongo a leer números atrasados de la revista Investigación. Marino me los traía a casa siempre, hasta que ingresé en el Cuerpo, y desde entonces soy yo el que continúo la lectura voraz de cada caso que se relata. El documentalista, un comisario retirado, es un cachondo de tomo y lomo, incorporando malabarismos dialécticos que no vienen a cuento, pero que ensalzan siempre la labor heroica de los agentes. Se cree Muñoz Seca este tipo.

El caso es que entre mis papeles, algunos ya de varios años, hay un caso no resuelto... Marino estuvo involucrado en él, pero nunca me contó nada. Me ha dicho que lo repasara, que mañana quería hablar conmigo. He quedado a comer con él en La Montaña. A ver qué me cuenta.

Víctor Pradera, 89 - (10)

Iltmo.Sr:

El Subinspector del Cuerpo Superior de Policía, Tomás Duque Navas, que suscribe, tiene el honor de informar a V.I., que con fecha 28 de los corrientes de incorpora a la Comisaría de su digno mando, por orden de la Superioridad, siendo los demás datos de filiación y profesionales los siguientes: n/. 17.2.60, h/. de Tomás y Matilde, con domicilio en Madrid, c/. de Víctor Pradera, 89, Distrito de La Latina, Carnet 3830, Placa 1219, DNI 807065, Armas: pistola STAR nº 270.303 de su propiedad y revolver marca ASTRA nº 250.646 en depósito.

Hace constar que no ejerce ninguna activad extraprofesional, siendo su registro de funcionario.

Lo que comunico a V.I. a los efectos oportunos.

Madrid, 21 de marzo de 1960


Fdo: Tomás Duque Navas

ILTMO.SR.COMISARIO PRAL.JEFE DE LA COMISARIA DE PRINCIPE FRANCISCO (MADRID)

miércoles, 11 de febrero de 2009

Víctor Pradera, 89 - (9)


Regreso a casa algo tarde. La conversación con Ginés se ha extendido hoy más de la cuenta. La verdad es que cada noche me gusta más el olor a calle recién regada. Mi compañero de cigarrillo lo sabe, y ya me espera, casi siempre a la misma hora, en la semiesquina de Herranz con Benito Fernández, en el bar de los taxistas... Nunca he sabido qué encuentran éstos en uno de los bares más cutres de Madrid, pero el caso es que aquí paran todos: piden un bocadillo de tortilla con pimientos, una cerveza grande, café, copa y puro. Imagino a sus mujeres, pensando en casa que sus maridos no paran de trabajar...O vete a saber qué...

Aquí se les ve a todos felices, envueltos en humo, alcohol, pisando con sus viejos zapatos el suelo más sucio del barrio... Pero les da igual. Con el palillo en la boca, hablan o discuten de toros ó fútbol, salvo cuando entra una mujer. Suele ser casi siempre una despistada, que entra sólo a comprar tabaco, momento en el que ni el fútbol ni los toros vencen las miradas curiosas, y el silencio se apodera del bar. Si hay algo que un hombre no puede hacer, simultáneamente, es observar a una mujer de buen ver y concentrarse en cualquier otra cosa.

Sólo hay dos mujeres a las que no mira nadie, bueno, casi nadie. Son una de las parejas más desagradables del barrio. Juana y la Pili, su hija. Su apodo de guerra es la "puta del cuartel", y evidentemente es porque todo el barrio sabe ya que Juana vive de su hija, desde que ésta empezó a estar en edad de relacionarse con los soldados del cuartel del Paseo de Noret. Nadie se acerca, pero todos saben qué hacen, dónde viven, y por cuánto puedes tener un encuentro "furtivo" con la Pili, que todo sea dicho, tiene más curvas que las siete revueltas.

Vuelvo a casa, medio asqueado porque todavía no le he metido mano a la reforma del piso, pero incapaz ya de abandonar el barrio. De mañana no pasa: me pongo en ropa de faena y voy a hacer limpieza general. Pensaba llamar a Gertru, pero creo que mejor no. Buscaré ayuda en otro sitio.

lunes, 9 de febrero de 2009

Víctor Pradera, 89 - (8)

Algo ronda por la cabeza de Marino. Anda de un lado para otro, sin parar de fumar, sin escuchar ni ver a nadie que se le acerque. A pesar de la tensión que percibo, su gesto no cambia, impecable siempre hasta en el más sórdido de los garitos, imperturbable, no es sangre lo que tiene en las venas, es hierro fundido. Una vida rota en dos por la Guerra Civil, que se llevó a sus padres y hermanos, quedando él como ejemplo de una casta familiar de difícil parangón. Marino era el más liberal de una familia de derechas de toda la vida, pero la factura de esos tres años le cambiaron por completo, convirtiéndole a base de balazos en el alma en casi un mercenario.

Cumple años con el siglo, pero no celebra casi nada. Le miras a las ojos y sientes el vértigo de una vida infinita que se esconde dentro, y que a gritos mudos reclama salir de ese infierno. Es una mirada helada, son unos ojos verdes que no miran, pero que lloran sólo por no poder hablar. Es la pena y el drama en blanco y negro. Es el daño de un alma desgarrada... Y está todo ahí, dentro. Sin poder salir y sin opción a ello. Cada año que pasa Marino se vuelve más huraño, más inaccesible. Y a pesar de que no estoy pasando la mejor de mis épocas, sé que puedo ayudarle. La buena noticia es que ha sido él quien me ha llamado. Algo ronda por su cabeza, seguro...

Pero mira que es pesada la Gertru, oye: no acaba de entrar y ya la tengo delante, dándole al palique, ni que yo fuera su confesor, joder.... Un día voy a saltar y me va a conocer de verdad.

- Sebas, por favor, dame la cuenta que ésta se me sienta...

domingo, 8 de febrero de 2009

Víctor Pradera, 89 - (7)

Yo no sé de dónde ha salido toda esta gente, pero no he visto un barrio ni una ciudad con más mestizaje de personalidades, excentricidades, rarezas y curiosidades que las que dominan estas cuatro calles... Ya, desde que salgo a primera hora de la mañana, observo atónito el portal, que Gertru ya tiene forrado con jaulas de jilgueros y canarios que compra en el Rastro. Dicen que la primavera la sangre altera, pero a a esta mujer parece que sólo le produce más ganas de hablar. La esquivo con un gesto de prisa, aunque no la llevo. Me han dado un permiso de siete días hasta mi incorporación a la comisaría de la calle Príncipe Francisco, que por cierto no me queda lejos. Gran ventaja ésta la de no tener que mover en Madrid el 600 de arriba a abajo, que además ya tiene sus tutes de la época de academia.

Compro el periódico de siempre, el ABC, que ha estado en casa de toda la vida. Cuando uno se hace a estas cosas, ya pueden escribir tonterías o meterse con Franco, que la lealtad a la cabecera manda más que la cabeza o que el Caudillo. Tiene un tufillo a monárquico que espanta, pero qué se le va a hacer. Nuestros jefes sabrán lo que tienen que ordenar. Los domingos me llevo también El Caso, periódico éste dónde se han publicado muchos de los robos y asesinatos que ha resuelto Marino, y del que algunos recortes, amarillentos ya, se encontraban entre las condecoraciones y las Órdenes Generales de la Dirección General de Seguridad, que se publicaban y que guardábamos en casa. Informaciones es otro de mi periódicos favoritos.... En la Academia nos enseñaban a buscar pistas en las noticias periodísticas: dos asignaturas completas dedicadas a los medios de comunicación impresos. Muchos casos resueltos por errores o simplemente por pequeños descuidos cometidos a través de los periódicos: un anuncio de un piso en Carabanchel, una esquela con demasiados nombres de familiares en ella, incluso recuerdo un caso que Marino me contaba en el que gracias a una foto de un grupo de amigos que celebraban el Gordo de Navidad, consiguió detener a un peligroso delincuente del que no sabían nada desde hacía más de seis años. Ser policía tiene estas cosas: no olvidas una cara, ni una mirada, y mucho menos una expresión. Y ya pueden pasar lustros, que cuando has estudiado un caso, el asunto es personal. No es el Cuerpo el que persigue la ladrón: es tu orgullo el que lo hace.


El kiosco de periódicos de Rafa está dos manzanas más abajo, en la calle Herranz, con casas mas señoriales, y sus señoras muy bien vestidas pero algo engreídas, de esas de misa diaria y crítica horaria. Y algo especialmente reseñable: mucha gente con perros, no tan señores... Yo creo que es contagioso, porque uno no entiende por qué pisa tantas mierdas en una calle del centro de Madrid. Y mira que Ginés, el barrendero, que riega más que barre, cómodo que es uno, se esmera y está desde primera hora recogiendo hojas y lo que no son hojas. Por la noche riega otra vez la calle, y yo me bajo a charlar con él, y ofrecerle un Kent, que le encanta...Mira con curiosidad la cajetilla, como si fuera una mujer inalcanzable, que además en este caso es especial, pero en la que siempre se lee: "Para fumar con verdadero placer, hará bien en fumar Kent"...

jueves, 5 de febrero de 2009

Víctor Pradera, 89 (6)

Carmencita trabaja en La Comercial desde hace años. Me da la impresión que secretamente enamorada de Marino, que ni siquiera la mira con esos ojos, caprichosos, con los que se observa a una mujer con la que sólo quieres pasar un rato en la cama... Atractiva, morena, más que bien amueblada, le gusta mostrarse generosamente, lo que por otra parte atrae no poca clientela. Tontea con los asiduos, se agacha sabiendo que los pone como locos, pero ahí terminan sus correrías. Después nada. Vuelve a sus tartas, sus croissants y sus tostadas, que para desayunar y merendar complementan los cafés... Algunos comentan que Carmencita gana un sobresueldo, haciendo favores a los ricachones del barrio...Para otros son son sólo habladurías. Nadie tiene pruebas, aunque ya se sabe, que en los barrios las pruebas no hacen falta: primero se juzga, luego se confirma, o se calla uno. Aquéllos argumentan que con el sueldo de una camarera no se puede permitir la ropa, los bolsos y zapatos que despliega... Éstos dicen que es rica de familia, y que sólo trabaja en La Comercial por salir de casa, pero que no lo necesita...

Lo cierto es que a lo largo de estas semanas ya me he cruzado un par de miradas con Carmencita, y ves algo más a través de esos ojos color miel. No me transmite inocencia, precisamente. Sabe lo que quiere, y creo que sabe además cómo conseguirlo. Me parece una mujer muy inteligente, y quizás desaprovechada al otro lado de la barra. Marino parece no darse cuenta, pero no me fío, la verdad. Juega al despiste con casi todo, y no hace falta ser del Cuerpo para darse cuenta de que entre estos dos ha tenido que haber algo serio.

Sebas y Joaquín miman a Carmencita como si fuera una hermana. No la dejan hacer tareas desagradables, ni la obligan a cumplir los horarios que religiosamente siguen ellos. Saben que aporta a la cafetería una personalidad especial, tiene estilo. Se ocupan también de apartarle los moscones y a todos aquéllos que toman más de una copa, especialmente cuando se ponen pesaditos... Pero no la miran con ojos de nada. La respetan casi más que a sus propias mujeres, que de vez en cuando aparecen por La Comercial para reponer sus coqueta despensa. Y es eso precisamente lo que me lleva a la teoría de la conexión de Carmencita con Marino. Dos hombres, como Sebas y Joaquín, en condiciones normales, tontearían algo más con ella, porque Carmencita no deja indiferente a nadie... Y cuando esto no pasa, es porque el peligro de ser descubierto acecha, o porque el temor a otra amenaza mayor se palpa en el ambiente.

martes, 3 de febrero de 2009

Víctor Pradera, 89 - (5)

Marino tenía una hoja de servicios de más de tres páginas. No sé por qué razón estaba en casa, en la repisa superior de la estantería, medio oculta, en una carpeta de cartón color ladrillo viejo con gomas blancas. Recuerdo leerla, casi memorizarla, cuando mis padres salían de casa. Su historial comenzaba en la División Azul, en la que resultó herido de bala el 4 de enero de 1942 en la batalla de Samokrassa, siendo trasladado durante un par de meses al hospital de Grigorowo, donde se recuperó antes de ser repatriado. Ingresó en la policía en 1943, como agente de tercera clase, siendo destinado a Valencia. A partir de ahí, cada servicio, felicitación o recompensa que leía en la hoja, se reflejaba en mi retina y me hacía soñar, tratando de poner cara a cada uno de los malhechores que había detenido. En muchos casos eran delitos de sangre, aunque los más divertidos eran los de falsificaciones, que abundaban en su hoja. Tenía más de sesenta felicitaciones públicas, algunas incluso con premio en metálico, y numerosas medallas, entre ellas la Medalla al Mérito Militar y una Cruz de Hierro alemana de primera clase.

Sin embargo, Marino raramente hablaba de su pasado. Nadie sabía dónde había vivido con exactitud durante todos los años en los que se mantuvo en activo. Él se limitaba a decir que los Inspectores de la Brigada Móvil no deberían tener casa, ni familia, ni mujer ni hijos. Que todo eso no eran más que lastres que sólo daban ventaja a los ladrones y asesinos.

Su aspecto físico era, y todavía es, impecable. Un cierto parecido a Clark Gable, ojos verdes claros, moreno de piel, repeinado con gomina fuerte, traje a la medida, 1,75 y unos 70 kilos de peso, podría ser su descripción casi de examen de academia. Fumaba con estilo, los zapatos siempre brillantes...Nadie era capaz de adivinar su profesión, ni siquiera imaginarla remotamente. Sin embargo, tenía fama de ser capaz de desempeñar múltiples roles y papeles a lo largo de una investigación, en la que, como un camaleón, se adaptaba al medio para pasar desapercibido. No fue esto lo único que me enseñó Marino...

domingo, 1 de febrero de 2009

Víctor Pradera, 89 - (4)

Marino sabía lo que hacía cuando me llamó. Conocía mi interés por empezar a trabajar pronto, en la calle, fuera de los despachos y alejado de la burocracia de las comisarías y del Ministerio de la Gobernación. Éste, bajo la batuta de Camilo Alonso Vega, se había convertido en una sucia cloaca, complicada para un joven oficial de policía recién ascendido a subinspector y sin padrinos de fiar en el Cuerpo.

Se había retirado Marino prematuramente, como Comisario Principal, oficialmente por problemas de salud, aunque todo el mundo sabía que había algo más. Nunca quiso contármelo, pero era cuestión de tiempo. Su afición por el whisky le hacía presa fácil, aunque no infravaloraba su resistencia: había pasado por todo tipo de maltratos, vejaciones y torturas en la guerra, que le habían marcado para siempre. Llego incluso a estar dos años en la División Azul, lo que no hizo más que empeorar las cosas. Tardó en recuperarse de esta experiencia, según me contaba mi padre del que era íntimo amigo.

Recuerdo como cuando era niño venía de vez en cuando por casa. Nada más entrar por la puerta me dejaba la placa para que se la limpiase. Cuando fui creciendo, era la pistola lo que me confiaba. Yo me sentaba a escucharle mientras contaba a mi padre, y a mi madre que no perdía ripio mientras planchaba, los casos en los que estaba metido. Viajaba mucho a las Vascongadas, normalmente en el expreso de Irún. Un tiroteo en Valencia, un robo en Teruel, un recorte de periódico que hablaba de él, según nos contaba, pero sin mentarle claro...

Llegó tarde a La Comercial, es verdad, pero no me importó. Comenzaba a sentirme a gusto entre esas personas, entre las que me sentía absurdamente cómodo, sin saber realmente por qué ni a qué santo.

García Valdés

Olvido se llama. Es asturiana y poeta. Asturias es la única región de España donde la gente dice primero de dónde es, para luego decir su profesión. En el resto de los lugares escuchas decir "Hola, soy Pedro Lapique, ingeniero, de Madrid". En Asturias te dicen: "Hola, soy Olvido García Valdés, asturiana, poeta"...Una frase que la he leído y que me ha dejado varios minutos meditando: "A pesar del dolor, también celebro la hermosura del mundo"...

Víctor Pradera, 89 - (3)

Veo sentado en la mesa de la esquina a Paco Sánchez. Se sienta siempre en el mismo lugar, girando la cabeza para dejar el perfil derecho oculto. Maruja me contó que le llaman el persiana: dicen que un cruce de navajas tuvo la culpa; no puede abrir el párpado de ese ojo, y un barrio castizo no perdona los motes, no. Imagino que a mí ya me habrán colocado uno. Paco, que vive en el tercero A, trabaja en una funeraria, a turnos, por lo que su presencia en La Comercial varía sin orden ni concierto, excepción ésta que confirma la regla del resto de sus habituales.

Entra ahora Gertru por la puerta giratoria, pero necesita ayuda y Sebas sale raudo para ayudar a empujarla. No debe llegar al metro cincuenta la mujer. Es la madre de Miguel, el portero, con quien vive desde que se quedó solo. Se supone que limpia el portal y la escalera... aunque a estas alturas ya todo el mundo sabe lo que hace la buena de Gertru: nada de nada. Eso sí, es habladora, por los codos. No parecen madre e hijo.

Sebas Blanco es uno de los camareros de La Comercial. El otro es Joaquín, su hermano. Ambos, junto con Marino, que es el socio capitalista, son los dueños. Trabajan como bestias. Uno viene de mañanas y otro de tardes, pero los fines de semana doblan, porque La Comercial atrae gente de toda la ciudad. Su estratégica situación, enfrente de la iglesia de las Concepcionistas, provoca que haga las veces de una plaza de pueblo: si no vas un día a La Comercial, te expones a que seas el tema de conversación... Así que mejor pasar, aunque sea solamente unos minutos para tomarte un café rápido.

Llevo sólo tres semanas aquí, pero a veces me da la impresión de que llevase media vida en Víctor Pradera 89. Vaya jungla.