viernes, 30 de enero de 2009

Redes que enredan

Cuando empiezo a escribir un relato, sea corto, largo o medio pensionista, lo primero que intento es diseñar la red de personajes. Hay veces que es sencillo: protagonistas, actores de reparto, figurantes. Otras veces descubres que escribirías un libro completo de cada personaje que mencionas. No sabes muy bien por dónde tirar. Es como si te diera pena perderlos de tu vida. Como esos amigos a los que ves, y que quizás no vuelves a encontrártelos hasta pasados unos cuantos años, pero a los que quieres como si los vieras a diario.

Nunca he escrito nada sabiendo dónde voy. Me siento, pienso y tecleo, y a veces tengo que leer lo escrito para saber qué está pasando. De hecho, muchas noches me siento delante del ordenador por entender qué va a pasar, qué quieren hacer mis personajes... Hacía dónde va el hilo conductor, cuál es la trama... Hay ocasiones que es incluso peor: en Víctor Pradera, 89, todavía no sé ni como se llama mi protagonista. Bueno, la verdad es que es casi dramático: no sé todavía si es hombre o mujer...Y esto me tiene desconcertado...¿Dan ganas de sentarse o no?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cualquiera sabe si vas a leer el comentario o no, pero sí, dan ganas de sentarse. Yo hago lo mismo y no sé por qué me parece que las grandes obras no fueron planificadas desde su principio hasta su fin. Yo creo que los personjes pueden ser uno o dos en un principio y ellos te irán exigiendo que sigas el guión. Creéme, sin duda es una buena forma. Si no llegamos ni tú ni yo a escribir el Quijote es porque ya está escrito, pero si no nos sentamos nunca sabremos si al menos no pasamos desapercibidos. Mucho ánimo y a escribir.

John Keating dijo...

Claro que los leo, qué cosa tienes Anónimo... Estoy yo como para escribir y no escuchar a mis lectores...Mil gracias por tus palabras, tus ánimos, y sobre todo por estar ahí... La frecuencia de este blog, como todo lo importante que pasa en mi vida, es caprichosa.