sábado, 14 de febrero de 2009

Víctor Pradera, 89 - (11)

Como cada noche, me duermo escuchando la radio. Es un transistor Channel Master que pongo debajo de la almohada. Naturalmente, cada mañana aparece encendido, con la voz del locutor muy tenue... No gano para comprar las pilas de 9V que consume. Tiene un tamaño perfecto, deben ser unos 10 x 6, lo que permite llevarlo a todas partes. Estos japoneses son la pera limonera.

El caso es que hoy no puedo dormir. Enviar el escrito de mi incorporación me ha desvelado. Vuelta a los servicios, a la calle. Espero que el Comisario atienda mi petición de incorporarme a la Brigada Móvil. No aguanto el papeleo, los despachos de la Comisaría suelen ser tétricos, y los calabozos para qué contar. Llegan las noticias de la una de la madrugada de Radio Nacional. Ajusto la sintonización, que se va y viene en función de no se qué santo.

Hay guerra civil por todas partes. Los del Congo se quieren separar de Bélgica, los de Chipre de los británicos y los argelinos de De Gaulle. Qué mundo éste. Nadie está a gusto nunca. Qué pesados son, oye. Dice un locutor que la población mundial ya es de 3.000 millones de habitantes. No sé dónde vamos a llegar. Que en 1974 ya seremos 4.000 millones... Y los árabes crean en Bagdad un cartel de países productores de petróleo...Menos mal que el 600 consume poco porque no me da buena espina que los que tienen el petróleo se pongan de acuerdo. Huele a tostada, ya verás.

Ni por esas me duermo. Me voy al salón, que ya parece algo más decente, y me pongo a leer números atrasados de la revista Investigación. Marino me los traía a casa siempre, hasta que ingresé en el Cuerpo, y desde entonces soy yo el que continúo la lectura voraz de cada caso que se relata. El documentalista, un comisario retirado, es un cachondo de tomo y lomo, incorporando malabarismos dialécticos que no vienen a cuento, pero que ensalzan siempre la labor heroica de los agentes. Se cree Muñoz Seca este tipo.

El caso es que entre mis papeles, algunos ya de varios años, hay un caso no resuelto... Marino estuvo involucrado en él, pero nunca me contó nada. Me ha dicho que lo repasara, que mañana quería hablar conmigo. He quedado a comer con él en La Montaña. A ver qué me cuenta.

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